[La solución está en mandarlo
todo a la mierda
y empezar de cero.]
Tú, enamorada,
no hagas caso a mis necias palabras,
ya que en vano repercutirán
en tu deleitada existencia.
Tú, pobre desafortunado,
que todavía no has gozado
de este noble destino,
no tengas prisa,
que todo viene y todo se va,
y aunque la hoja
este en lo alto del árbol,
algún día, al suelo, caerá.
Tú, dulce idolatra de la verdad,
que ineficazmente ansias el amor,
imagínate que tan promiscuo es él,
que su búsqueda te alimenta
y a su vez te vuelve indigno.
Nos volvemos necios,
pobres dementes que recitan
poesía a la luna llena,
con más ansias que esperanzas,
para convertirse
en hombres lobo de la pasión
pero, sin querer, se tornan
simples lobos sin corazón.
Joder.
Mierda.
Ya estoy delirando.
Creo que me estoy enamorando.