[Aunque no la oigas,
ella esta sonriendo]
Una vez crecida, ella,
seguía haciéndose grande,
lástima que se regaba sola,
con la lluvia de sus ojos.
Lo que callaba la lastimaba,
pero era tan fuerte,
que su coraza no era
para las críticas de los demás,
sino por las voces de su interior.
Yo, siempre pensaba
que el día que abriera la boca,
un océano saldría de ella
e inundaría mi corazón.
Pero nunca lo hizo, o quizás,
lo ha estado haciendo hasta ahora
y el agua que ha brotado de su interior
se ha secado por el sol.
No le gustan los tacones altos,
va descalza y se corta.
Pero mejor cortarse los pies
por ir con la mente arraigada
en el suelo, que la cabeza
de sentirse tan y tan arriba.
Si la veías por la calle,
era imposible no fijarse en ella,
aunque ella, era del "montón".
Y no me refiero a ese arquetipo
de belleza, sino al lugar donde ella,
amaba como todos,
pero te hacia sentir como nadie.
Ese "montón" es el que me gustaba a mí.
El silencio también lo dominaba,
podía estar callada horas,
pero porque mentirte (...),
también le costaba hablar
de sus cosas y por eso,
callada también estaba guapa.
En realidad es así.
Muy sencilla, tranquila, como decirlo (...)
muy suya. Si. Suya.
Porque en realidad nunca ha sido mía,
ni será de nadie.
Es indomable y dudo mucho que alguien la ate,
y si lo hacen, que se preparen, porque sus mordidas
siempre van acompañadas de sangre.
Y, aunque últimamente este muy callada
y metida en su pensamiento.
Aunque no la oigas.
Ella.
Esta sonriendo.
