[¿Cómo no amarte, madre,
si me enseñaste a hablar tu lengua?
¿Si soy viento nacido de tu roca?] Gonzalo Rojas
Oscurece el amanecer,
las luces ennegrecidas
se apagan aún más.
Y de fondo,
se escucha una voz iracunda que proclama:
-"¡Infelices aquellos que no sufren!" (Julia de Burgos)
No ausenta de razón,
cada día vuelvo al lugar
donde encontré mi camino.
Ese chillido de libertad
no tenía amo
y por eso podía gritar.
- "No volveré a ser un flébil".
Me repetía constantemente
des de ese momento.
Años más tarde,
mi rostro bañado en sangre
y mi corazón cicatrizándose.
Volví a ese rincón
donde conocí a la verdad,
disfrazada de mujer.
Me revelé de sus palabras
ya casi en el olvido
y le dije:
-"Mama, he sufrido con orgullo..."